informadas, que se rumoreaba que el Cartero hacía
desaparecer la correspondencia que el Cacique, Sr. Calderón,
consideraba que debía desaparecer. A cambio de este
favor y de su silencio, recibía un plus monetario,
que le venía muy bien para sacar adelante a su numerosa
prole, y seguridad en el trabajo. Y el infeliz Cartero,
lo mismo que todos los que dependían, de una u otra
forma, de este impresentable, estaban siempre con la espada
de Damocles pendiendo sobre sus cabezas. Y aunque toda la
comarca sabía de sus sucios manejos, nadie osaba
denunciarlos…
Retomamos nuestra relación. Las monjas me hicieron
un ajuar digno de una reina, y del Convento salí
vestida de blanco para convertirme, por fin, después
de tantos contratiempos, en la emocionada esposa de uno
de los mejores Cardiólogos de esta Ciudad”.
Pero la felicidad, casi siempre, es efímera y veleidosa.
Después de dieciocho años de feliz matrimonio,
y tres hijos en común, se cruzó en la vida
de Gerardo una bella joven, residente de Psiquiatría
en el Hospital donde trabaja él…En la actualidad,
mi amiga Julia vive sola. Se dedica al cuidado de sus nietos,
cuando la necesitan, y el tiempo que le queda libre, acompaña
y pasea a ancianas solas, de movilidad reducida…
FIN