Ciro

 

"Algo se muere en el alma, cuando un amigo se va..."
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Te fuiste de la noche a la mañana. Sin despedirte. Emprendiste ese viaje sin retorno...Sólo cuando vinieron a recoger lo que quedaba de ti, me di cuenta de que había perdido el mejor amigo que había tenido en mi vida. Mi único y verdadero amigo. Mi compañero de paseos, de confidencias: me escuchabas, "pepinillo bello", atentamente, y yo creo que me entendías.

Te volvías loco corriendo detrás de un balón, que rodabas con tu morrillo negro. Ciro querido. Todavía no me creo que esté escribiendo para ti. Me gustaría hacerte un poema largo. Cada día hacerte una estrofa. Pero soy incapaz. Tú que permanecías quieto junto a mi ordenador, tumbado a mis pies, cuando escribía, sabes, porque lo sabías todo, que no se me dan bien los poemas. Pero te prometo intentar escribirte uno...

No pude decirte todos los "te quiero" que aún llenan mi corazón. A veces me duele, perrillo, no habértelos dicho. Te los iré diciendo cada día, cuando mire tus fotos...Te recuerdo cada mañana cuando desayuno: te encantaban los cereales. Eras un glotoncillo lindo, y te relamías con ellos. Que te dejáramos un poquito de yogourt en el vaso, lo ponías casi a la fuerza.

La casa sin ti se ha quedado muda, quieta, y vacía. Caminabas detrás de mí por los pasillos de la casa. También te recuerdo siguiendo a mi hija alrededor de la suya... Eras nuestra pequeña y fiel escolta. Mi guardián. Me siento vulnerable sin ti. A raíz de tu desaparición, tuve miedo. Pienso que pueden entrar en casa y no darme cuenta. ¡Ciro, Ciro, cómo te echo de menos, pequeño perrillo peludo!. No voy a ser capaz de olvidarte. Toda la casa funcionaba en torno a tus horas de paseo. Había un antes y un después de ellas...

Yo sé que luchaste por seguir vivo a mi lado. Tú eras feliz. Pero el destino decidió que tu almita canina saliera de tu cuerpo hacia los espacios siderales, donde deben estar las ánimas de todas las mascotas...El día 28 de octubre del 2005, enfermaste de lo que parecía una gastritis, a la que, tal vez, no di la importancia que tenía, porque otras veces habías devuelto. Duraste exactamente diez horas. Apenas hacía un día, eras un perrillo viejo y feliz. El consuelo que me queda es que te cuidé bien durante casi once años, que han sido para mí una bendición.

La mirada de tus ojillos oscuros e inteligentes, han sabido alegrarse con mi alegría, y permanecer tristes cuando yo lo estaba. ¡Qué hubiera sido de mí sin ti, Ciro!. ¡Qué saltos de alegría dabas cuando regresaba de la calle! Ahora me espera Catty. Érais amigos. Eso de que "se llevan como el perro y el gato..." pertenece al género humano. La gatita te buscó maullando tristemente durante mucho tiempo. Parece haberse conformado...Cuando digo tu nombre, salta de donde esté, y viene hacia mí.

¡Cuánta fidelidad, ternura y compañía nos diste, a cambio de tan poco como exigías...Apenas diez horas fueron suficientes para que pasaras de estar vivo y feliz a dormirte con el sueño eterno, del que nunca despertarás. Me consuela pensar que no sufriste. No hubiera podido mandar sacrificarte, ante algo irreversible. Hoy sólo me queda tu recuerdo. Y tus juguetes de goma: la pelota. el gatito, el elefante y la jirafilla, a los que sacabas de paseo y abandonabas en cualquier lugar.

"Algo se muere en el alma, cuando un amigo se va..." Tú, pequeño perrillo peludo, eras mi amigo del alma. Me queda tu madre, Coco, viejecilla ya. Junto a ti la pongo en la foto, y al lado de Catty. Para que no estés solo, Ciro. FIN